- Humanos de Costa Rica
En Río Revuelto, Recordá tu Misión cada Mañana

Mi muro de motivación me hace recordar que debemos hacer las cosas porque:
· Nos nace
· Le damos toneladas de valor a otros
· Nos representa
· Compartir valor me hace crecer mucho más
No por medidas de vanidad, esas no perduran. Pasará el tiempo y la vida y eso sólo queda en el olvido cuando se actúa sin propósito o para llenar vacíos, pero el valor real, el genuino, el que habla la verdad ¡no pasará!

“Si no te siguen multitudes en redes, si no están hablando todos de vos, si no sos la personalidad del momento: vos, tu trabajo, tu pensamiento no valen.” Cuando se emprende este fantasma te persigue todos los días, las llamadas métricas de vanidad. Puras mentiras

Yo llevo construyendo mi carrera 15 años, con el sudor de mi frente, con lágrimas también y con el triple de sonrisas y agradecimiento, porque no existe experiencia mala, al contrario, todo nos forma y nos hace crecer.

Ahora acompaño a quién no tiene el conocimiento que comparto, pero al mismo tiempo, veo pasar a muchos que tienen sólo el deseo de ser vistos y vender lo que se les pase por enfrente, hasta una imagen robada, imaginaria ¿frustra?, pues a ratos, pero de inmediato pensás ¿qué queda después de eso?... nada, también son mentiras y estas duran lo mismo que una mosca.

Después del Covid, dónde nos comunicamos todavía más por medio de redes, estas mentiras han crecido también, parece que aprenden del virus, porque también son nocivas.

Pero, cuando nos salimos de esa distracción viral, de ese monstruo “come-cerebros” respiramos y al otro lado vemos la verdad, nos damos cuenta ¡es aplastante! ¡es contundente! ¡es única!, “- pero, ¿cuál es esa verdad?”, dirá usted, le cuento es esta: Qué yo tengo un valor único, que usted tiene un valor único, que todos tenemos una voz que podemos usar para construir, para hacer el bien, para colaborar hasta con una sonrisa. El impacto que usted le cause a una persona, la colaboración, la empatía, la consideración, la escucha ¡no tienen precio!, podemos estar salvando una vida sin saber, devolviendo esperanza dónde no había

¡Y eso SÍ que dura para siempre! Si al levantarnos cada mañana, recordamos, lo interiorizámos, lo creemos, ¡cuánto valor podemos entregar! ¿a quién podremos influenciar de verdad? Y no para convencerlos de comprar algo, sino para que vean, qué existe una forma positiva y correcta de hacer las cosas, al punto que se contagien de hacerlo con otros. Sería un mejor mundo, ¿verdad?
Yo lo hago así, me siento en mi computadora, pero antes, agradezco por la oportunidad, pienso que es en serio prioritario para ese día y doy lo mejor. Una frase del talmud que me gusta mucho recordar dice “quién salva una vida, salva al mundo”, con nuestra mejor actitud podemos salvar más de lo que nos llegamos a dar cuenta.
El valor real, el genuino, el que habla la verdad no es una métrica de vanidad, ese ¡no pasará! Yo lo recuerdo con un muro de motivación, y usted ¿cómo lo recuerda?